15/5/12

It's so hard: we are so far.

Ven, siéntate a mi lado. No hables, no digas nada, no necesito ninguna explicación de todo lo que ocurrió. Ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que tuve la oportunidad de perderme en tus oscuros ojos. ¿Qué pasa? ¿por qué hay una capa de agua que los cubre? Noto como estás haciendo un esfuerzo sobrenatural para no llorar. ¿Estás bien? No te preocupes, estoy aquí. Acercate, venga, no tengas miedo. Puedes abrazarme, no dejaré que te derrumbes. Sé que todo es más complicado de lo que pensábamos. Sé que al igual que yo, te gustaría que nada hubiese acabado así. Quiero verte feliz, como cuando eramos uno, ¿me lo prometes? Si, yo también te echo de menos, pero hoy, después de tanto tiempo, volvemos a estar cerca. Si te soy sincera, pensaba que jamás querrías volver a verme, se te veía tan feliz con ella... Dime, ¿por eso estás así? ¿os ha pasado algo? No, no creo. Pude ver el amor en vuestros ojos, estoy segura de que no es por ella. No te tapes la cara, quiero verte, necesito verte. Quiero que sonrías, que hagas bromas, que seas tú. No llores, por favor, no sabes lo que me duele verte así. ¿Qué? ¿es por mi? Pero, ¿por qué? No lo entiendo. ¿Por qué piensas eso? No me perderás. Yo también tengo miedo de que esta sea la última vez que nos veamos, de que me olvides, de que ya no me recuerdes entre beso y beso, de que acabes por odiarme, de que un día al fin nos crucemos pero tú ya no me reconozcas, de que todo este tiempo haya sido en vano, de que todo lo que luchamos, todo lo que perdimos por sacar esto adelante, lo que lloramos, reímos, soñamos, prometimos y perdimos no haya servido para nada. No te olvidaré nunca, ¿me escuchas? No podría olvidarte en mi puta vida aunque quisiera, joder. Me has regalado tus mejores sonrisas, tus mejores momentos. Me regalaste tu cariño, tu tiempo, tu corazón, tus latidos, tu felicidad. Todo a mi. ¿Como quieres que me olvide de alguien que me dio tantas cosas en unos meses? Es imposible. Cada detalle, cada suspiro, cada ''te quiero'' al colgar las llamadas, cada ''te amo'' entre beso y beso, cada conversación en las que hablábamos de nuestro futuro. Porque era nuestro, y ahora es tuyo y mío. Tenemos futuros distintos. Separados. Pero yo siempre recordaré a quién me prometió la luna y las estrellas, aunque nunca me las bajara. Fuiste quien con un solo mensaje consiguió mejorar mis días y mis noches. Si, ahora yo también estoy llorando. Porque te he echado de menos cada segundo desde la última mirada, desde el último beso en los asientos de aquel autobús, desde la última vez que dijiste que me amabas. Echo de menos hasta tus estúpidas mentiras, tus discusiones, tus celos. Todo. Pero ya, dejemos de llorar, te lo pido. No sé cuando tendré otra oportunidad para poder tenerte cerca, y no quiero recordarla como una tarde entre lágrimas. ¿Te puedo abrazar? Quiero sentirte cerca. No te vuelvas a ir, no puedo soportar otra despedida. Abrazame más fuerte. Más. Quiero sentirte cerca de mi, que no haya ni milímetros de por medio, no quiero más distancia. Me estaba muriendo por dentro todo este tiempo y al fin, te tengo cerca. Es increíble. Te quiero. Te quiero. Te quiero. ¡Te quiero, joder! No lo olvides nunca, ¿vale? Te querré siempre, aunque pasen mil por mi vida u otras mil por la tuya. Tú. Siempre vas a ser tú. Te lo prometí en su día y lo cumpliré. Llegó la hora, tienes que irte. No quiero. Para el tiempo como hacías cuando me besabas. Quédate solo un segundo más, quiero memorizar tu olor. Mírame. Recordaré cada rayita de tus ojos hasta volver a verte. Y si algún día olvido una de ellas, donde está cada lunar de tu cuerpo o tu forma de caminar, te llamaré y entre lágrimas te pediré que vuelvas. Porque no puedo olvidarte, no. Si lo hiciese, me moriría. Lágrimas. Una tras otra. Milímetros que nos separan. Centímetros. Un susurro de tu voz quebrado en el que dificilmente puedo escucharlo. No, no puede ser. Adiós no. Jamás nos diríamos adiós, ¿lo recuerdas? Hasta luego, hasta pronto. Cualquier cosa menos adiós. Dime que volverás, que nos veremos antes de lo que pienso. Miénteme si es necesario. Metros. Ya estás en el coche, pero puedo verte aún a través de los cristales. Me despido de ti con la mano temblorosa. Mano que debería estar enlazada a la tuya eternamente. Mano que tiene miedo de perder esa utilidad que tú le diste a los espacios que hay entre mis dedos. Y arrancas. Y cientos de números inundan mi mente. Dentro de unos minutos, volverás a estar a kilómetros de mi. De esta plaza, de ese banco y de aquel parque que no podré volver a pisar sola. Sin ti. Y me quedo aquí, viendo como a lo lejos desaparece el viejo coche gris de tu padre. Aquí, sin nadie más. De pie, mirando a la nada. No puedo ver, pues las lágrimas no lo permiten. Mis piernas desean echar a correr trás de ti, pero no son capaces de moverse. Ni un paso. Nada. Estoy inmóvil. No puedo asimilarlo: te has ido. Allí estará ella, esperándote sin idea alguna de que te acabas de ir, de que hemos llorado juntos por culpa de la distancia. Sé que no volverás, lo sé. Y aunque lo hayamos prometido mil veces, aunque ni yo quiera creerlo, aunque me mate que salga esa palabra de mi boca. En voz baja, sin que ya ni tú puedas oírme, te lo digo: adiós, mi amor.





No hay comentarios:

Publicar un comentario