30/5/12

No sé vivir sin ti.

¿Alguna vez has querido, de verdad? Dime, ¿has llegado a sentir con todo el alma? ¿Has sentido esa estampida en tu estómago cada noche antes de verle? ¿Y ese hormigueo que recorre todo tu cuerpo minutos antes de tenerle cerca? Que se te paralizan las piernas, te sudan las manos, se forma un nudo en tu garganta y te terminan doliendo los mofletes de tanto sonreir. De felicidad. De sueños cumplidos. De otros tantos por alcanzar a su lado. De heridas cicatrizadas. Sonrisas. Muchas. Él, la razón de cada una de ellas. Todo esto es por él. Me ha devuelto la algría que daba por imposible. Él. Solo él. Llegó un día cualquiera, siendo uno más, y ahora estoy aquí, intentando recordar lo que era vivir sin él y sin su sonrisa.

17/5/12

'Las personas ahora camuflan lo que sienten. Regalan sonrisas y marcan las miradas. Seleccionan los momentos con una fecha. Dejan las historias sin final. Olvidan lo que sienten antes de que les dé tiempo a saberlo. Ahora se dice ''te quiero'' como quien dice ''hola''. Los besos se regalan y los momentos acalorados en cualquier parque a cualquier hora son rutina. Si eso les llena, vale... pero eso no es para mi. Porque cuando digo ''te quiero'', es porque te quiero, de verdad. Sin contratos, sin papeles, sin interés. Y con todas las consecuencias que conlleva hacerlo.'

No es cierto que me olvidaste.

Coges el telefono pero no eres lo suficiente valiente para marcar mi número. Me escribes porque me echas de menos, pero acabas borrando hasta la última letra. Tu orgullo siempre fue más fuerte que tú. Pero no te juzgo. Yo también me declaro culpable.

Pensé que me querías.

No te culpo, yo pensé mal.
  Si, si te culpo. Deberías quererme.

16/5/12

No tengo miedo, pues sé que tú eres para siempre.

Cuando las notas de las canciones que antes nos erizaban la piel nos parezcan todas iguales, monótonas. Cuando pase un día y no nos hayamos echado de menos. Cuando los silencios se vuelvan incómodos y las palabras vacías. Cuando digamos te quiero por pura rutina. Cuando dejes de ponerme nerviosa y tú dejes de sonreír al verme correr hacia ti entre la gente de la estación. Cuando olvidemos cómo deteníamos el tiempo entre caricias. Cuando los susurros pidan a gritos sinceridad. Cuando las mentiras sean necesarias. Cuando mis manos no necesiten las tuyas. Cuando tus labios ya no necesiten los míos. Cuando las sonrisas sean forzadas y las lágrimas retenidas. Cuando todo esto pase, cariño, es cuando debemos preocuparnos. Pero hasta entonces, me encargaré de quererte cada día más y más. Hasta que ya ni sienta, hasta que me duela el corazón, hasta que aparezcas en mis pesadillas alejándote de mi. Sin límites. Romperé todos los records y barreras en cuanto al querer. Hasta que me vuelva loca de tanto amarte.

15/5/12

It's so hard: we are so far.

Ven, siéntate a mi lado. No hables, no digas nada, no necesito ninguna explicación de todo lo que ocurrió. Ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que tuve la oportunidad de perderme en tus oscuros ojos. ¿Qué pasa? ¿por qué hay una capa de agua que los cubre? Noto como estás haciendo un esfuerzo sobrenatural para no llorar. ¿Estás bien? No te preocupes, estoy aquí. Acercate, venga, no tengas miedo. Puedes abrazarme, no dejaré que te derrumbes. Sé que todo es más complicado de lo que pensábamos. Sé que al igual que yo, te gustaría que nada hubiese acabado así. Quiero verte feliz, como cuando eramos uno, ¿me lo prometes? Si, yo también te echo de menos, pero hoy, después de tanto tiempo, volvemos a estar cerca. Si te soy sincera, pensaba que jamás querrías volver a verme, se te veía tan feliz con ella... Dime, ¿por eso estás así? ¿os ha pasado algo? No, no creo. Pude ver el amor en vuestros ojos, estoy segura de que no es por ella. No te tapes la cara, quiero verte, necesito verte. Quiero que sonrías, que hagas bromas, que seas tú. No llores, por favor, no sabes lo que me duele verte así. ¿Qué? ¿es por mi? Pero, ¿por qué? No lo entiendo. ¿Por qué piensas eso? No me perderás. Yo también tengo miedo de que esta sea la última vez que nos veamos, de que me olvides, de que ya no me recuerdes entre beso y beso, de que acabes por odiarme, de que un día al fin nos crucemos pero tú ya no me reconozcas, de que todo este tiempo haya sido en vano, de que todo lo que luchamos, todo lo que perdimos por sacar esto adelante, lo que lloramos, reímos, soñamos, prometimos y perdimos no haya servido para nada. No te olvidaré nunca, ¿me escuchas? No podría olvidarte en mi puta vida aunque quisiera, joder. Me has regalado tus mejores sonrisas, tus mejores momentos. Me regalaste tu cariño, tu tiempo, tu corazón, tus latidos, tu felicidad. Todo a mi. ¿Como quieres que me olvide de alguien que me dio tantas cosas en unos meses? Es imposible. Cada detalle, cada suspiro, cada ''te quiero'' al colgar las llamadas, cada ''te amo'' entre beso y beso, cada conversación en las que hablábamos de nuestro futuro. Porque era nuestro, y ahora es tuyo y mío. Tenemos futuros distintos. Separados. Pero yo siempre recordaré a quién me prometió la luna y las estrellas, aunque nunca me las bajara. Fuiste quien con un solo mensaje consiguió mejorar mis días y mis noches. Si, ahora yo también estoy llorando. Porque te he echado de menos cada segundo desde la última mirada, desde el último beso en los asientos de aquel autobús, desde la última vez que dijiste que me amabas. Echo de menos hasta tus estúpidas mentiras, tus discusiones, tus celos. Todo. Pero ya, dejemos de llorar, te lo pido. No sé cuando tendré otra oportunidad para poder tenerte cerca, y no quiero recordarla como una tarde entre lágrimas. ¿Te puedo abrazar? Quiero sentirte cerca. No te vuelvas a ir, no puedo soportar otra despedida. Abrazame más fuerte. Más. Quiero sentirte cerca de mi, que no haya ni milímetros de por medio, no quiero más distancia. Me estaba muriendo por dentro todo este tiempo y al fin, te tengo cerca. Es increíble. Te quiero. Te quiero. Te quiero. ¡Te quiero, joder! No lo olvides nunca, ¿vale? Te querré siempre, aunque pasen mil por mi vida u otras mil por la tuya. Tú. Siempre vas a ser tú. Te lo prometí en su día y lo cumpliré. Llegó la hora, tienes que irte. No quiero. Para el tiempo como hacías cuando me besabas. Quédate solo un segundo más, quiero memorizar tu olor. Mírame. Recordaré cada rayita de tus ojos hasta volver a verte. Y si algún día olvido una de ellas, donde está cada lunar de tu cuerpo o tu forma de caminar, te llamaré y entre lágrimas te pediré que vuelvas. Porque no puedo olvidarte, no. Si lo hiciese, me moriría. Lágrimas. Una tras otra. Milímetros que nos separan. Centímetros. Un susurro de tu voz quebrado en el que dificilmente puedo escucharlo. No, no puede ser. Adiós no. Jamás nos diríamos adiós, ¿lo recuerdas? Hasta luego, hasta pronto. Cualquier cosa menos adiós. Dime que volverás, que nos veremos antes de lo que pienso. Miénteme si es necesario. Metros. Ya estás en el coche, pero puedo verte aún a través de los cristales. Me despido de ti con la mano temblorosa. Mano que debería estar enlazada a la tuya eternamente. Mano que tiene miedo de perder esa utilidad que tú le diste a los espacios que hay entre mis dedos. Y arrancas. Y cientos de números inundan mi mente. Dentro de unos minutos, volverás a estar a kilómetros de mi. De esta plaza, de ese banco y de aquel parque que no podré volver a pisar sola. Sin ti. Y me quedo aquí, viendo como a lo lejos desaparece el viejo coche gris de tu padre. Aquí, sin nadie más. De pie, mirando a la nada. No puedo ver, pues las lágrimas no lo permiten. Mis piernas desean echar a correr trás de ti, pero no son capaces de moverse. Ni un paso. Nada. Estoy inmóvil. No puedo asimilarlo: te has ido. Allí estará ella, esperándote sin idea alguna de que te acabas de ir, de que hemos llorado juntos por culpa de la distancia. Sé que no volverás, lo sé. Y aunque lo hayamos prometido mil veces, aunque ni yo quiera creerlo, aunque me mate que salga esa palabra de mi boca. En voz baja, sin que ya ni tú puedas oírme, te lo digo: adiós, mi amor.





14/5/12

Qué será de mi si algún día lo olvido todo.

Qué será de mi cuando ya no recuerde tu perfume, ni la forma en que me mirabas. O cuándo venías por detrás y me abrazabas. Cuando te daba la espalda mientras fingía enfadarme, y acababa rendida a tus cosquillas. Qué será de mi cuando no pueda recordar el baile de tus dedos enrredando mi pelo con suaves caricias, ni como conseguías ponerme nerviosa cuando me mirabas fijamente hasta que a mi me entraba la risa y te empezaba a pegar como una niña pequeña. La tarde en un banco cualquiera del parque más escondido del pueblo, donde después de tanto tiempo seguías poniéndome nerviosa. Qué será de todo lo que vivimos, de cada instante, de cada beso, de cada abrazo, de cada promesa, de cada susurro, de cada mariposa ahora ya muerta por el veneno de los recuerdos. ¿Qué será de todo este tiempo si algún día ninguno de los dos se acuerda? No olvides que prometimos recordarnos.

10/5/12

Siempre.

Voy a morderte los labios a cada milésima de segundo. A clavarte mis pupilas como si fueran chinchetas. Te demostraré lo mucho que te quiero y lo que me importas. Mandaré a mis labios de excursión por tus orejas susurrando palabras sin sonido. Para el reloj. Me importa una mierda la hora que sea. Si es de día o de noche a nosotros no nos afecta. Lo único que importa somos tú y yo. Súbete conmigo a esa montaña rusa donde el ritmo marca los latidos de mi pecho. Donde tú y yo lo único que tenemos que hacer es dejarnos llevar. Donde voy a quererte hasta la última letra de tu nombre. Porque eso es lo que me apetece hacer hoy, y todos los días de mi vida.

7/5/12

Espejos, reflejos, complejos.

Febrero. Sábado por la tarde. A pesar del mes en que estamos, el calor inunda las calles de Madrid, haciendo así que los abrigos vuelvan a ser inservibles por unos días. Abro el armario, sin saber bien qué estoy buscando. Dos montones de camisetas dobladas perfectamente una encima de otra. Escojo las que aún me siguen gustando, todas de temporada de verano, y una a una, me las pruebo. Demasiado justa. Muy apretada. Puf, en esta la mangas son demasiado cortas y no me gusta que se me vean tanto los brazos. ¿Y esta? Bah, ya no me favorece. Y ahora, pantalones. Este me hace un trasero enorme. Me resalta demasiado mis gigantescas piernas. Éste, ya ni me vale. Aquel tampoco. Mmmm... estos son demasiado claritos. ¡Joder! ¿desde cuando estoy así?
Me miro semi desnuda en el espejo que desde hace unos meses está colgado en una de las puertas del armario. Mira eso, y eso otro. Puf, ¿ves eso? Lo odio. Recorro todo mi cuerpo con las yemas de mis dedos mientras no dejo ni un segundo de mirar mi asqueroso reflejo.
Paro en mis piernas, y apretándolas entre mis manos, pellizco un poco de carne, hago lo mismo por la cintura, brazos, estómago e incluso mofletes. Una sensación que no me gusta, recorre mi cuerpo provocando un nudo en la garganta seguido de una capa de agua que recubre mis ojos. Mientras, en mi cabeza solo puedo escuchar ''¡Gorda! ¡gorda! ¡gorda!'' ¡Cállate, no quiero escucharte voz estúpida! Pero es que, mira esto, es demasiado grande. Y esto, demasiado pequeño. No lo suficientemente delgado. Ahí falta, y aquí sobra. Y aquí, y aquí. Mira eso, normal que la ropa no me siente bien. ''Gorda, gorda, gorda, gorda.'' ¡Basta, por favor! Déjame... Me voy, no quiero verme más. Te odio, ¿me oyes? ¡Te odio, espejo, a ti y a lo que veo reflejado en él! Maldita sociedad, que me ha roto por dentro. Maldita comida. Maldita báscula. Maldito puñado de números que controlan mi vida. Maldita ropa. Maldito el momento en el que me convertí en un monstruo. Y me meto en la cama. Arañazos por todo mi cuerpo, débil, inocente, joven, provocados por la rabia y la impotencia. Y lágrimas que parecen formar una cascada sobre mis mejillas, y parece que no tienen intención de dejar de caer. No puede ser. ¿Cuándo he llegado hasta este punto? Y con el pensamiento de que no será ni fácil, ni rápido escapar de esta sensación, de estos pensamientos, de mi, me sumerjo a un mundo feliz, sin complejos, que se encuentra dentro de mi almohada.