15/10/12

Olvidar el olor por las prisas.

"Fui al lavabo para llevarme cuatro cosas más.
Y fue allí donde descubrí su perfume. Se lo había dejado.
Con las prisas había olvidado su olor. Tan sólo cajones y mesitas habían sido saqueados.
Acerqué su olor a mí y fue como tenerla al lado... Fue como sentirla...
Dolía mucho todo aquello. La añoraba y no hacía ni diez minutos que se había marchado de mi vida. Aquella ruptura sería muy dura, no había ninguna duda."


"Si tú me dices ven lo dejo todo... Pero dime ven." - Albert Espinosa.

6/10/12

Dos en uno.



Domingo, 5 de Noviembre. Los tímidos rayos de luz empezaban a asomar entre los agujeros de la persiana, colándose a través de las translúcidas cortinas azules. Se giró sobre si misma, quedándose admirada por la belleza que adquiría el contorno de su cuerpo desnudo gracias a la leve claridad. "Está precioso incluso cuando duerme", pensó mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en su cara. Seguidamente, repasó con la mirada cada centímetro de la habitación, pues nunca se cansaba de ella. Desde la primera vez que la vio pensó que estaba perfectamente decorada. Pero sin duda alguna, lo que más le gustaba eran esas cristaleras con agua y peces de todos los colores. La pecera tomaba un color mágico, especial, como aquella misma madrugada. Puede recordarlo perfectamente:
Hacía 7 meses desde aquella tarde en la que decidieron ser una pareja, y habían alquilado un par de películas, aunque esa noche, se decidieron por "El diario de Noa". Ella, que era de lágrima fácil, no pudo retener alguna que otra gotita de agua salada en sus ojos. Él se dio cuenta, y la rodeó con sus brazos cariñosamente mientras la daba pequeños besos sobre la frente. Era uno de esos momentos en los que no hacía falta hablar, porque el silencio decía todo aquello que con palabras no podían expresar. Ella levantó su mirada hasta encontrarse con la suya, le sonrió tímidamente y le besó con ternura. Él empezó a acariciar su espalda, retirando poco a poco la camiseta. Con cuidado, inocente. Ella se dejó llevar, nerviosa pero segura. Besos. Caricias. Susurros. Miradas complices de un amor que no conoce de límites. Sonrisas. Dos cuerpos desnudos que se escondían bajo aquellas cálidas sábanas. Almohadas que son testigo de la más bonita de las historias. Secretos entre cuatro paredes, entre dos corazones y ahora, una sola persona. Ya no hay dos almas ni dos cuerpos ni latidos diferentes. Van al compás, son uno. Y como dos notas en un pentágrama, se complementan, formando la melodía perfecta. Olvidandose del resto del mundo, siendo ellos los únicos protagonistas de esta película llamada "vida". Amándose como nunca antes, mientras la habitación se convertía en su pequeño Universo.
Ella le regaló una parte de su vida, dejó que fuese él quien la hiciese mujer. Y no se arrepiente. ¿Por qué? No lo sé, quizás sea verdad aquello que dicen de que cuando una mujer está enamorada, está segura de que quiere hacer el amor con su pareja y que, cuando un hombre lo está, no piensa sólo en tener relaciones.
Y así fue, como perdidamente enamorada, amaneció junto a él, la razón de cada sonrisa, de cada suspiro. Él, la razón por la que se despertaba cada mañana con ganas de vivir y de amar. Él, el único destinatario de sus "te quiero".