19/10/11

Yo no escogí enamorarme de ti...

Pero la primera vez que te besé, nuestros dientes se rozaron por una milésima de segundo. Y fue increíble. Y la hora exacta de eso beso, era las 20:10. Y quité la pila del reloj para que se quedase la hora detenida para siempre. Parada. El minuto exacto en el que me besaste está metido en mi reloj, para siempre. Y ya nunca sé qué hora es, pero me da igual. Y desde entonces, miro constantemente el reloj.

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