17/12/12

Sopla fuerte las nubes, llévate esta tormenta.

No lo entiendo, hace días que no me reconozco. Ha vuelto a mi esta maldita sensación de no servir para nada. Inútil. Torpe. Fracasos que traen decepciones. Si me fallo a mi misma, ¿cómo pretendo que no lo hagan los demás? No tiene sentido. Nada de esto lo tiene y estoy cansada. Si, cansada. Estoy harta de ver como personas por las que daría todo están mal y no soy capaz de sacarles la mínima sonrisa. Me siento inútil, porque nunca seré lo suficientemente buena, guapa, delgada, lista o hábil. Jamás podré ser quién quiero ser. Kurt Cobain decía que, desear ser otra persona es un desperdicio de la persona que eres. Y tiene razón. Soy un desperdicio. Mi vida entera lo es por el simple hecho de no valorarme, de desear siempre más. Mis días se basan en intentar llegar a una perfección qué, aunque existiera, jamás estaría a su altura. No pretendo dar pena, no pretendo ser una puta negativa deprimida. No, porque esa no soy yo, por eso odio esta sensación de angustia. "Sólo son un par de días malos", me repito. Una mala racha, supongo.

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