11/11/12

¿Qué nos pasó?

¿Quién fue el culpable? Fui yo, ¿verdad? Dime, ¿qué hice mal? Si te di todo de mi, y más. ¿Recuerdas cuando no podíamos estar más de un día sin hablar? Todo parecía tan perfecto... Y ahora, no podemos mirarnos a los ojos sin tener que aguantar las lágrimas. Somos incapaces de pronunciar palabra sin que aparezca ese nudo en la garganta y unas ganas irremediables de abrazarnos y volver al principio. ¿Has olvidado todas esas noches en las que hablábamos hasta las tantas? Las sonrisas al otro lado del teléfono, los calambres que recorrían mi cuerpo de la cabeza a los pies y las ilusiones al final de cada llamada prometiendo nos veríamos pronto.
¿Qué nos ha pasado? Ahora las palabras entre nosotros son frías, como las lágrimas descendiendo por mis mejillas al ver como lo perdemos todo, como las sonrisas ahora vacías, como mis manos sin las tuyas, como el otro lado de tu cama sin mi retorciéndome por tus cosquillas. El frío ahora predomina en mi vida, tus ojos eran esa luz que me daban calor cuando mi casa se encontraba junto a tus párpados. ¿En qué preciso momento sustituimos las mariposas en el estómago por las punzadas en el corazón? Todo era más fácil cuando sentía tu aliento en mi cuello, cuando me sentía segura entre tus brazos. Ahora todo carece de sentido, me siento pequeña. Nos quedaba tantísimo amor y, en cambio, solo dejar salir al dolor.

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