3/11/12

Nos enamorados del amor.

Una vez leí que no nos enamorábamos de la persona en sí, sino del amor. Al principio no lo entendía, pero últimamente todo cobra su sentido. Nos enamoramos de las caricias, de la piel de gallina al tacto con su piel. Nos enamoramos de las despedidas, de los besos que parecen eternos y de las carreras hacia sus brazos en una estación llena de gente. Nos enamoramos de la sensación de felicidad. De los espacios, ahora rellenos, entre los dedos de nuestras manos. Nos enamoramos de la desesperación cada noche esperando una llamado o un mensaje. Las peleas, los celos sin sentido y la necesidad de tener a menos de dos centímetros a la otra persona para sentirte completa. Todo eso nos enamora. La felicidad, el dolor, el cosquilleo, las punzadas en el corazón, el pensamiento permanente... Nos enamoramos del sentimiento. Pero también es verdad, que no con todas las personas es igual, por eso, a veces deja una huella diferente, mayor. Dejando un dolor placentero con el que aprendes a vivir.
 Si has amado, sabrás de que hablo.

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