'Y llámame rara, pero ya no me gusta el café. Y sí se que antes me
encantaba, y que no podía vivir sin él. Pero ya no me gusta. Porque me
crea nostalgia. Porque cuando bebo con ansia, me quemo la lengua, porque
si no le echo azúcar esta agrio y si me paso sabe demasiado dulce.
Porque me pone nerviosa y no me deja dormir bien. Porque su olor me
atrae hacia él. Porque es algo así como eres tú.
Y sé que no te
crees que ya no me guste el café, porque me has pillado miles de veces
aspirando su olor a recién echo. Porque cuando su olor entra por tu
nariz, pongo la misma cara que cuando huelo tu colonia. Y te he dicho
miles de veces que me encanta. Y me encantaba cuando me decías que no
fuera sosa, y que le echase un par de azucarillos. Pero a mi me gustaba
el café agrio. Me gustaba quemarme la lengua de impaciencia por dar el
primer sorbo, como el día que me pudo la impaciencia y te robe nuestro
primer beso.'
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